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Mis pedidos a Chatico / Voy y vuelvo

Mis pedidos a Chatico / Voy y vuelvo

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La última vez que escuché la palabra ‘chata’ fue hace más de 40 años. La solía repetir un vecino de la casa donde vivía con mis padres. Era la forma en que el sujeto se refería a su esposa. ‘Hola Chata’, saludaba al llegar. ‘Nos vemos Chatica’, repetía al despedirse.. Unirme al canal de WhatsApp de noticias EL TIEMPO. (Lea también: ‘La situación de las subredes de salud en Bogotá es apremiante’: Secretario de Salud).. Nunca supe el porqué del uso de esta suerte de maroma idiomática. Las únicas chatas que yo conocía en ese momento eran las que mamá preparaba al almuerzo y que correspondían a una parte tierna de la res.. Muchos años después vine a saber que se trataba de un ‘bogotanismo’ tan nuestro como el ‘chino’, ‘chirriado’, ‘chichonera’ o el que más le gusta a Juan Roberto Vargas: ‘cachifo’. En efecto, la palabra ‘chato’ o ‘chata’ es en realidad una muletilla que alude a una amistad entrañable, según define el magistral texto Bogotálogo II, de don Andrés Ospina.. El término volvió a adquirir relevancia hace un par de años cuando la Alcaldía Mayor creó la figura de Chatico, una herramienta digital para que los ciudadanos puedan acceder a servicios e información proveniente de la administración distrital. Consultas, aportes o intercambio de ideas se pueden hacer a través de esta forma virtual de comunicación y ahora con inteligencia artificial incorporada.. El actual gobierno también ha echado mano de Chatico para que la ciudadanía, a través de él, pueda aportar sus ideas para la construcción del Plan de Desarrollo de la ciudad, actualmente en evaluación. Según ha trascendido, más de 60.000 personas han hecho ya aportes valiosos que se han tenido en cuenta. O al menos eso es lo que dicen.. Excandidato a la Alcaldía de Bogotá fue víctima de robo: ‘Me sacaron la maleta’. Aunque acceder a esta herramienta tecnológica no parece nada del otro mundo, yo también quisiera hacer mis aportes al Plan de Desarrollo, pero aquí, en el papel, y dejar consignadas mis peticiones en aras de contribuir a la construcción de una mejor ciudad, así tenga que posar de ‘picado’ y termine como una ‘pescucia’ (consultar Bogotálogo II).. Para comenzar, quisiera que en la filosofía del Plan quedara escrito que el objetivo máximo al que aspiramos es a recuperar la confianza. Haberla perdido es lo que nos ha puesto en el actual estado de cosas.. No confiamos en el vecino, ni en la policía, ni en el Concejo, ni en el Gobierno, ni en el cura ni en el maestro. Dudamos de todos, sospechamos de todos y condenamos a todos. No hay términos medios. Recuperar la confianza haría que volviéramos a sentirnos orgullosos de nuestra ciudad y que la veamos como un buen lugar para vivir.. Quisiera que a través de Chatico quedara dicho que el Gobierno debe enfocar sus esfuerzos en procurarnos un mejor ambiente. No solo hablo de la calidad del aire, sino del ruido que nos está martirizando, de las bicicletas con motor que nadie es capaz de controlar, de vecinos ruidosos que hoy generan la principal causa de reyertas y reclamos en seguridad ciudadana.. Hay que ir por el rescate de nuestros cerros cada vez más invadidos y peligrosos y una política seria y contundente contra la invasión de basuras, escombros y suciedad.. ¿Qué traerá la nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024?. Hay que reconocer el esfuerzo que se hace por tapar huecos. Eso es indiscutible. Miles de kilómetros de vías se han recuperado con esta medida.Foto:IDU. Comparto todas las estrategias en seguridad que se han sugerido. La captura de peligrosos delincuentes en los últimos días manda un buen mensaje en términos de resultados, pero hace falta el paso adicional: acabar con la estructura criminal de raíz, mientras eso no ocurra, seguiremos a merced de nuevos jefes y nuevos crímenes.. Hay que reconocer el esfuerzo que se hace por tapar huecos. Eso es indiscutible. Miles de kilómetros de vías se han recuperado con esta medida, que igual nunca será suficiente.. Pero es urgente también atender el estado de los andenes. Ese, que es el espacio público por excelencia, presenta un balance lamentable en términos de calidad y apropiación. Hasta los bolardos se han tumbado para permitir el parqueo de carros sin que nadie diga nada.. Me gustaría añadir, a través de Chatico, una propuesta para que Bogotá haga realidad el viejo sueño de ser una ciudad verdaderamente inteligente. Que existan más zonas de wifi gratuito, más niños y niñas conectados a internet, más cámaras de seguridad que permitan identificar delincuentes, mal parqueados, daños en el mobiliario público o en la red de servicios, como la ruptura de un tubo de agua.. Que disminuya el consumo de energía y promueva más formas de transporte limpio. Sistemas que permitan detectar dónde y por qué se produce un trancón para actuar en consecuencia y de manera rápida y eficaz. Y, obviamente, que los semáforos piensen más en el peatón que en el carro.. Y, por supuesto, quisiera una ciudad donde el bilingüismo deje de ser una quimera. El día en que padres, maestros y Gobierno entiendan que esta es quizás la mejor forma de garantizar un futuro a nuestros hijos, ese día habremos dado un salto importante en términos de calidad educativa y calidad de vida.. No quisiera abusar, pero a través de Chatico también hago un llamado vehemente a recuperar la cultura ciudadana. Creo que el término ya está desgastado, pero algo habrá que inventarse para recuperar el civismo, las buenas maneras, el buen trato y la empatía entre nosotros.. No pido más, por ahora.. ERNESTO CORTÉS FIERRO. Editor General de EL TIEMPO. X: @ernestocortes28. erncor@eltiempo.com

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