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Sharon Stone reveló que un productor de Acosada le pidió que tuviera sexo con su coprotagonista, William Baldwin

Sharon Stone reveló que un productor de Acosada le pidió que tuviera sexo con su coprotagonista, William Baldwin

Hace algunos años, Sharon Stone reveló que un productor la presionó para que mantuviera relaciones sexuales con uno de sus coprotagonistas, con el fin de conseguir una “mejor” actuación en la película. Si bien en aquel momento la estrella no quiso dar nombres, en las últimas horas finalmente develó de quién se trataba.

La protagonista de Bajos Instintos contó que el responsable de ejercer presión fue Robert Evans, que pretendía que tuviera un encuentro íntimo con William Baldwin mientras rodaban Acosada (Silver), en 1993. “Me llamó a su oficina. Tenía unos sillones muy bajos, de los años 70 u 80, así que estaba básicamente sentado en el suelo. En ese momento tenía que estar en el set de grabación”, relató Stone durante una participación en el podcast Louis Theroux.

“Estaba ahí, corriendo por el despacho con anteojos de sol, explicándome que se acostó con Ava Gardner y que yo debería acostarme con Billy Baldwin, porque si me acostaba con él, la actuación de Billy mejoraría, y necesitábamos que mejorara en la película porque estaba siento un problema”, continuó. Stone, que ahora tiene 66 años, dijo que Evans creía que acostarse con Baldwin le daría a la pareja una mejor “química en pantalla”, lo que “salvaría la película”.

Sin embargo, la percepción de la estrella era otra. “El verdadero problema de la película era yo, porque estaba muy tensa y no era una actriz de verdad, que pudiera tener sexo con él y dejar las cosas como estaban”, agregó. “El verdadero problema era que yo era muy estructurada”.

La estrella de Casino admitió que estaba frustrada porque los cineastas no habían escuchado sus sugerencias sobre a quién contratar en lugar del Baldwin. Ella quería trabajar con Michael Douglas. “Michael podía venir a trabajar y saber cómo dar en el punto justo, y hacer esa línea, y ensayar y listo”, expresó.

Stone compartió por primera vez la incómoda situación en sus memorias de 2021, The Beauty of Living Twice, pero no nombró a Evans ni a Baldwin en ese momento. “Caminaba de un lado a otro en su oficina mientras me explicaba por qué debía tener sexo con mi coprotagonista para que pudiéramos tener química en pantalla”, escribió en el libro. “¿Ahora creen que si me lo cojo se convertirá en un buen actor? Nadie es tan bueno en la cama. Creo que podrían haber contratado a un coprotagonista con talento, alguien que pudiera interpretar una escena y recordar sus líneas”, se despachó.

La película cuenta la historia de Zeke (William Baldwin), un diseñador de videojuegos de escalofriante vida oculta; por el otro, Jack (Tom Berenger), un novelista cuya fachada de amable vecino se cae rápidamente cuando empieza a desarrollar una obsesión por mujeres que viven en el mismo edificio. En ese lugar que se va tornando cada más lúgubre, Carly Norris (Stone), una mujer vulnerable y vulnerada, inicia una apasionada relación con Zeke pero, sin buscarlo, termina investigando informalmente situaciones violentas que se suscitan en los departamentos aledaños. La filmación del largometraje arrancó con el pie izquierdo en noviembre de 1992, cuando Baldwin y Stone no tuvieron química y tampoco intentaron disimularlo, para disgusto de Evans, quien quería controlar la dinámica en el set.

Joe Eszterhas contaría tiempo después que sus protagonistas “se odiaban profundamente” y que en una secuencia íntima entre los personajes, Stone le mordió la lengua a Baldwin tan fuerte, que el actor no pudo hablar por varios días. La actriz lo desmintió, poniéndole humor a los dichos del guionista. “Lo que contó es divertido, no sabía que era guionista de comedia”, respondió Stone, quien de todos modos confirmó que la filmación siempre se desarrolló “de manera tensa”, en parte por las diferentes formas que ella y Baldwin tenían al momento de trabajar las escenas. “Él era más chico, demasiado ingenuo”, recordó en diálogo con la publicación The New Yorker. “No tenía ni idea de cómo funcionaba un estudio, de cómo operaban esos monstruos; en cambio, yo sí hablaba con ellos, pero ‘Billy’ era como un niño al que habían arrojado a una pileta”, explicó la estrella.

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