El 7 de marzo se cumplieron cinco meses del ataque de unos 3000 terroristas de Hamas sobre los kibutz y una fiesta electrónica en el sur del territorio israelí. Unas 1200 personas fueron asesinadas y otras 250 resultaron secuestradas. Según Israel, quedan aún unos 130 rehenes vivos en Gaza.
Por su parte, según estimaciones basadas en datos del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, al menos 9000 mujeres habrían muerto allí por la acción de las fuerzas militares israelíes, mientras una alarmante falta de alimentos afecta a unos 2,2 millones de personas.
La ONU avaló un informe presentado en Nueva York, confeccionado por una representante del organismo que visitó Israel y Cisjordania, respecto de que hay una “base razonable” para creer que el grupo terrorista de Hamas cometió violaciones y abusos sexuales en el ataque y con los rehenes. El reporte es contundente y refiere” crímenes sexuales sistemáticos, premeditados y continuos cometidos por los terroristas de Hamas contra mujeres israelíes” .
El gobierno israelí considera que la información llega tardíamente y que Hamas y sus aliados trabajan para desacreditar los impactantes testimonios recogidos. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, no convocó al Consejo de Seguridad para declarar a Hamas organización terrorista e imponer sanciones, pero su portavoz celebró el plan norteamericano de instalar un puerto temporal en Gaza para el ingreso de ayuda humanitaria. Israel, acusada de restringir el sistema alimentario como una “táctica de hambruna” en su guerra contra Hamás, también manifestó que “apoya plenamente” la iniciativa de Estados Unidos.
A más de dos años del inicio de la invasión rusa a Ucrania, más de 3000 mujeres y niñas ucranianas han muerto, casi 5000 resultaron heridas, más de dos millones se han visto obligadas a desplazarse internamente, víctimas también del aumento en la violencia de género, la explotación y el abuso sexual. Con dificultades para acceder a la seguridad, la justicia y la salud, ONU Mujeres estima que más de 8 millones de ellas necesitarán ayuda humanitaria en 2024.
Ninguna mujer debe atravesar estos dolorosos calvarios. Tampoco deben ser víctimas de ninguna forma de violencia de género, explotación o abuso. En defensa de la vida, mujeres y hombres debemos redoblar nuestro compromiso y esfuerzo para que ningún ser humano se vea obligado a transitar la violencia de cualquier tipo ni las aberraciones que imponen los conflictos armados o las migraciones masivas, sin importar su nacionalidad, su sexo, su religión, su edad o su color de piel. El mayor y más duro desafío que enfrentan hoy las mujeres es seguir defendiendo la paz, para ellas y sus familias.