Desde mediados de la década pasada, J. K. Rowling, la famosa autora británica de la serie de novelas de Harry Potter, libra una batalla en redes sociales en contra de las reivindicaciones del activismo trans. Desde darle “like” a un tuit que aseguraba que las mujeres trans eran solo “hombres vestidos de mujer” a responder con un rotundo “no” la afirmación de que “las mujeres trans son mujeres” en un posteo del actor Daniel Radcliffe (que encarnó a Harry Potter en el cine y se distanció de las posturas públicas de la autora), gracias a su actividad en redes sociales Rowling se ha ganado el mote de “transfóbica”.
En la sexta entrega de la serie de novelas policiales que Rowling firma con el heterónimo de Robert Galbraith, y que protagoniza el investigador privado Cormoran Strike, The Ink Black Heart, de 2022, una “creadora de contenido” de YouTube, Edie Ledwell, es acusada de transfóbica y racista por, según se informa en la novela, “una opinión”. Luego, el personaje es apuñalado hasta la muerte en un cementerio. En el blog The Rowling Library, Rowling -que fue acusada de transfóbica, antisemita y TERF (feminista radical transexcluyente)- aclaró que las similitudes entre su vida y la trama de The Ink Black Heart eran solo una coincidencia. La editorial Salamandra, que ya publicó los cinco primeros thrillers en español, lanzará la novela este año. En 2023, la autora publicó The Running Grave, séptimo título de la serie de C. B. Strike. Las novelas dieron pie a una aclamada serie británica, C. B. Strike, protagonizada por Tom Burke, como el detective, y Holliday Grainger como la asistente Robin Ellacott.
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— J.K. Rowling (@jk_rowling) March 14, 2024
En su cuenta de X, Rowling volvió a la carga en las últimas semanas al repostear (a veces, con comentarios incluidos) varias notas referidas a la comunidad trans. Desde republicar extensos “hilos” donde se niega que durante el nazismo se hubiera perseguido a las personas trans hasta rechazar el tratamiento de “bloqueadores de pubertad” (que usan las personas trans jóvenes para retrasar los cambios hormonales que trae la pubertad) y que los “hombres violentos que reivindican ‘identidades de mujeres’ antes o después de cometer un delito grave” (para cumplir las condenas en cárceles de mujeres), la escritora no da tregua.
“Si usted apoya el encarcelamiento de hombres violentos y sexualmente depredadores en cárceles de mujeres, está obligando conscientemente a esas mujeres a vivir con miedo y, en algunos casos comprobados, a sufrir abusos que muchas de ellas habrían soportado antes de ser encarceladas -reflexionó la escritora-. No eres considerado. No eres justo. Las mujeres tienen el derecho humano básico a no sufrir castigos crueles e inusuales”.
❤️💐Happy Birthing Parent Day to all whose large gametes were fertilised resulting in small humans whose sex was assigned by doctors making mostly lucky guesses ❤️💐
— J.K. Rowling (@jk_rowling) March 10, 2024
El pasado 10, cuando en el Reino Unido se celebraba el Día de la Madre, la autora escribió un tuit en el que remedaba el aparatoso modo en que el “lenguaje inclusivo” (según ella) evitaba usar la palabra “madre”. “Feliz Día de los Padres Nacientes a todos aquellos cuyos gametos grandes fueron fertilizados dando como resultado pequeños humanos cuyo sexo fue asignado por los médicos haciendo conjeturas en su mayoría afortunadas”, bromeó. Rowling sostiene que el activismo trans pretende “borrar” a las mujeres de la maternidad.
Antes, había publicado un extenso escrito sobre los usos de la palabra “transfobia” que suelen endilgarle sus adversarios. “La palabra ‘transfóbico’, tal como se usa aquí, no significa miedo o aversión irracional hacia las personas trans. Significa negarse a utilizar la jerga de la ideología de la identidad de género, negarse a repetir como loros sus eslóganes, negarse a aceptar que el sexo no importa cuando se trata de deportes y espacios diferenciados, negarse a creer que un hombre heterosexual con barba se convierte en lesbiana cuando se declara como tal, y negarse a creer que un hombre abusivo y misógino sea una mujer porque le gusta usar minifaldas y ‘bebotear’ en selfies. Como cualquier otra persona crítica de la identidad de género, creo que todos deberían ser libres de expresarse como quieran, vestirse como quieran, llamarse como quieran, acostarse con cualquier adulto que consienta en hacerlo y que desee acostarse con ellos, y que las personas trans deberían tener las mismas protecciones en materia de trabajo, vivienda, libertad de expresión y seguridad personal a las que tiene derecho cualquier otro ciudadano. Pero esto no es suficiente para la corriente dominante del activismo trans, que afirma que a menos que se elimine la libertad de expresión de los disidentes, a menos que a los hombres identificados como trans se les permita despojar a las mujeres de sus derechos, sobre todo en espacios diferenciados por sexos como centros de atención a víctimas de violación, cárceles, salas de hospital, vestuarios y baños públicos, hasta que todos nos inclinemos ante su neorreligión, aceptemos sus afirmaciones pseudocientíficas y abracemos su razonamiento circular, las personas trans estarán más oprimidas y en mayor riesgo que cualquier otra otro grupo de la sociedad. Esto no tiene sentido. El 99,9% del mundo sabe que es una tontería. El rey está desnudo. Puede que esté usando lápiz labial, pero sus pelotas se balancean a plena vista”.
Por otro lado, en redes Rowling apoya la lucha de las valientes mujeres iraníes en contra de las normas impuestas en ese Estado teocrático e interactúa con sus seguidores. Hoy recordó las “reglas del juego” de la conversación digital: “Lo he dicho antes. Los cazadores de influencia que envían insultos a personas de alto perfil y luego claman “¡es injusto!” cuando estos responden: si quieres las reglas de Queensbury, respétalas tú mismo, y si no puedes aguantar los golpes, pelea con los pesos mosca”.